Micro-relatos

Un viaje por España y Portugal se convierte en una oportunidad para fabricar poemas. Se cose en el avión, en el café, en el tren, en la calle, con lo que se tiene a la mano. Hilos, servilletas, folletos, mascarillas, hojas de los árboles y experiencia son el insumo para crear, de manera espontánea, amuletos que condensan información. Con el paso del tiempo, los materiales y las historias cobran otro significado, múltiples significados. Se celebra lo inútil, se pone el ojo en lo frágil, la poesía es un ejercicio plástico y el lenguaje trasciende las palabras

La , es un + que teje .

Aspectos sobre la exposición Micro-relatos de Angelina Ferrero / por Alejandro León Cannock

Aspecto #01: Pequeño trozo de cascara de mandarina colgando (¿colgante?), empaque de sardinas francesas plegado en cuatro, amarillo, ticketde bombones Lindt con textos manuscritos más o menos legibles, fina costura realizada con hilo verde, billete de tren (¿o de metro? ¿o de bus?), hilo amarillo utilizado para sostener la cascara de mandarina recién mencionada, número 18, pequeño botón de camisa de color nácar ligeramente suspendido gracias al hilo verde, snack, dos alcayatas metálicas fuertemente enrizadas en la pared (aunque torcidas), proteine, trozo de papel bond doblado múltiples veces, perímetro de forma imperfecta dibujado en la pared con lápiz (probablemente Mongol 2B), leche, pared común y corriente pintada de color ¿blanco?, cintilla de tela decorada con delgadas líneas paralelas de hilo rojo, fragmentos de pared descascarados, kilo… La , es un + que teje.

Aspecto #02: La socióloga del arte Nathalie Heinich propone una definición de la creación actual que, gracias a su minimalismo, muestra con precisión la frontera a partir de la cual una obra de arte puede ser calificada como “contemporánea”: los artistas que trabajan en este paradigma se caracterizan por efectuar, afirma Heinich, “(…) un juego con los límites ontológicos del arte (…)”, “(…) una puesta a prueba de la propia noción de obra de arte tal como la entiende el sentido común”[1]. De esta manera, una obra es contemporánea si al observarla los espectadores corren el riesgo de no identificarla como tal, es decir, de no reconocer que lo que están observando pertenece a la categoría compuesta por los objetos que solemos calificar, a partir de nuestros cuadros cognitivos tradicionales, como “artísticos” (reléase el Aspecto #01). Así, desde los célebres ready-made como Porte bouteilles (1916) de Marcel Duchamp, hasta satíricas propuestas como The Comedian (2019) de Maurizio Cattelan, pasando obras inauditas como Merda d’artista (1961) de Piero Manzoni, el último siglo ha producido una infinidad de propuestas que desafían la noción tradicional de “obra de arte”. [1] Nathalie Heinich, Le paradigme de l’art contemporain. Structure d’une révolution scientifique, 2014, p. 24.

Aspecto #03: La imagen más común del ejercicio del pensamiento, decía el filósofo Gilles Deleuze, es aquella que lo identifica con un proceso de reconocimiento. Pensar sería, según esta triste definición, ser capaces de afirmar esto es esto (“una cascara de mandarina es parte de una fruta”, “Las sardinas son peces”). Esta estéril concepción del trabajo del pensamiento, presente desde los primeros años de la escuela (- ¿qué animal es este? - Una jirafa - ¡Muy bien!) hasta las más altas esferas de la vida pública (- ¿A qué lado votar?  - A la derecha  - ¡Muy bien!), nos exige adaptar nuestra forma de aprehender la realidad a un conjunto de categorías que determinan la veracidad y por tanto la estabilidad de los sistemas de objetos, de significados y de valores que conforman y cohesionan al mundo que habitamos. Gracias a ello no solo tendremos una comprensión clara y distinta de la realidad a la que pertenecemos, sino que también seremos capaces de actuar en ella de manera correcta. La lógica del reconocimiento no solo determina la ontología y la epistemología de los objetos (su ser y su aparecer) sino también la ética y la política de los individuos (su moralidad y su legalidad). Quien quiere ser un buen ciudadano debe, por ello, reconocer.

Aspecto #04: Lo más interesante de la revolución artística mencionada en el Aspecto #02 no reside en lo que esta le hizo internamente al campo del arte (abrirlo, expandirlo y activarlo), sino en la manera en que ella ha contribuido a redefinir la forma de comprender el trabajo del pensamiento (lo abrió, lo expandió y lo activó). Así, distanciándose de la servil imagen del pensamiento-como-reconocimiento (ver el Aspecto #03), la practica artística contemporánea nos ha mostrado que nuestros sistemas de objetos no son estables, y que por tanto sus significados y valores no son universales. Si bien en condiciones normales (pero ¿qué es lo “normal”?) una cosa debe ser esto o aquello (si vamos a servirnos agua es conveniente que un vaso sea un vaso), existe la posibilidad de que la misma cosa puede ser aquello otro y, por qué no, también esto otro. Lo que el arte contemporáneo abrió para el pensamiento, en el pensamiento, como señala el filósofo Arthur Danto, es entonces la posibilidad de “transfigurar lo banal”: hacer que una cosa sea diferente a lo que es. Este acto implica la capacidad de ver el mundo de manera distinta a como ordinariamente está organizado, ver otros aspectos, diría Ludwig Wittgenstein, ahí donde se nos ha enseñado a ver siempre lo mismo (releer una vez más el Aspecto #01 y mirar a su alrededor).

Aspecto #05: Según esta perspectiva, más allá del principio de reconocimiento, el pensamiento también podría operar según la lógica de la transmutación. Transmutar implica mecanismos que Sigmund Freud ya le había atribuido al inconsciente, entre los cuales destacan el desplazamiento (una cosa por otra) y la condensación (una cosa en otra). No resulta por tanto extraño que Duchamp y los surrealistas hayan estado pensando-creando mientras que Freud estaba pensando-escribiendo. Este modo operatorio implica un distanciamiento de lo esperado y, por tanto, una ruptura de lo convencional: es disruptivo, divergente, disidente. Por ello, el pensamiento como transmutación es al mismo tiempo crítico y clínico: pone en cuestión la forma dada de lo que es y nos invita a imaginar lo que podría ser. El pensamiento del arte (no aquel que piensa al arte, sino el que piensa en el arte) ha puesto en juego entonces una profunda reforma otorgándole “una forma nueva” a las cosas (en el sentido plástico y figurativo) y modificando los fundamentos de nuestra “concepción del mundo” (en el sentido simbólico y discursivo).

Aspecto #06: Como el arte contemporáneo descrito en el Aspecto #02, la exposición Micro-relatos de Angelina Ferrero es difícil de categorizar. Como ella.

La , es un + que teje.

Artista plástica, escritora, (¿ex?) profesora de yoga, empresaria, profesora universitaria, arquitecta, nómada, voleibolista a pesar del tiempo, poeta, patinadora, mama de ¿Lola? –esta breve lista no es exhaustiva, solo incluye algunos de los roles que ella cumple de forma más o menos evidentes en su vida personal y profesional–. Ferrero es todo esto, sin duda, pero también muchas otras cosas más. A diferencia de lo que los imperativos sociales suelen exigir de nosotros, ella no se esfuerza por ocultar las costuras que unen su figura y le dan forma a su identidad. Ella intenta asumir el recto y el verso de lo que ha sido, de lo que está siendo y de lo que será. Ella intenta aceptar su multiplicidad y hallar en esta una manera no convencional de afirmar su ser en el mundo. Ferrero intenta sentir, pensar, vivir y crear a partir de la pluralidad de rostros que la habitan, pues sabe que el yo es siempre otro, como decía Arthur Rimbaud, y que su consistencia y su fuerza residen precisamente en los puntos de sutura que unen los diversos aspectos de sí misma. Lo que ella es se encuentra más en ese “entre dos” o intersticio que constituye un espacio potencial en el que se entrecruzan los diversos (micro) relatos que trenzan, pliegan y despliegan, su vida ordinaria.

Ella es esa , que + y teje.

Aspecto #07: La exposición Micro-relatos es una materialización temporal del acto que constituye para Ferrero el fundamento de su modo de ser en el mundo: caminar, mirar, encontrar, recoger, coleccionar, imaginar, conectar, ensamblar, crear… y recomenzar al ∞. A imagen y semejanza de su vida,  Micro-relatos es también esa , que + y teje. En tal sentido, la exposición Micro-relatos es una instalación de arte contemporáneo, pero también el escenario de una obra teatral que aún no existe, un happening que será activado por los visitantes, el producto de una performance que se desarrolla silenciosamente mientras escribo este texto, un collage tridimensional formado por deshechos, un conjunto de ready-mades, una obra de arte povera con tintes surrealistas… pero lo interesante de estos micro-relatos no es solo la forma en que se posicionan dentro del campo del arte, sino también la manera en que lo hacen fuera de él: son el ejercicio de una artista comprometida con la recuperación, el reciclaje y la reutilización en el contexto de una degradación creciente del medio ambiente causada por el cambio climático, son una sutil reflexión ontológica sobre la estabilidad de los objetos, son una exploración semiótica sobre la naturaleza del signo, y la relación discordante entre significado y significante, son una interrogación epistemológica sobre nuestras categorías mentales… en fin, son una invitación a que los espectadores se tomen con mucha seriedad el juego de la realidad. Micro-relatos es un laboratorio de pensamiento-en-acto.

La propuesta para la Galería Carrer D´Art en la Alianza Francesa comprende una instalación conformada por objetos menores y mayores. En toda escala, el acto de recoger, re-utilizar y re-contextualizar son los pilares de la técnica. Se eligen objetos mayores para generar un hábitat en donde anidar los poemas (micro-relatos). La instalación invita a los visitantes a acercarse, darle la vuelta, poner el ojo en algún lugar y sentir el movimiento de las piezas que bailan con el aire del ventilador que ya no es un ventilador. Nada es lo que parece; todo es siempre otra cosa. No hay nada que esconder; por eso, la circulación es en 360 grados y el vacío entre los elementos es lo que facilita la mirada. Esto es, entre otras cosas, un estudio del vacío y su efecto en la experiencia artística. Cada objeto tiene su propia historia, pero lo importante aquí está en el micro-relato que se construye en la mente del espectador.

-Angelina Ferrero

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